Para conseguir una buena soldadura deben seguirse los siguientes pasos:
Comprobar que el soldador ha adquirido la temperatura adecuada acercando el hilo de estaño a la punta: si aquél se funde con facilidad, el soldador está listo para su utilización.
Preparar los elementos o piezas que se quieran soldar.
Pelar los cables.
Limpiar las uniones a soldar (retirar el oxido en el caso de que lo tenga).
Estañar las piezas que se van a unir:
Aportar una pequeña cantidad de estaño a la punta del soldador.
Acercar la punta del soldador a la zona de contacto, con el fin de caldearla; mantenerlo así durante unos segundos.
Transcurrido ese tiempo, acercar el hilo de estaño a la zona de contacto del soldador con la pieza que se van a soldar, comprobando que el estaño se funde y se reparte uniformemente por la zona caldeada.
Cuando se crea que es suficiente el estaño aportado, retirarlo, manteniendo el soldador unos segundos.
Una vez estañadas ambas piezas, unir ambas piezas y aplicar calor. Transcurridos dos o tres segundos, retirar el soldador sin mover las piezas soldadas.
Mantener las piezas inmovilizadas hasta que el estaño se haya enfriado y solidificado; nunca se soplará la soldadura, pues sólo se conseguiría un enfriamiento prematuro que daría como resultado una soldadura fría, mate y, en definitiva, defectuosa.
Comprobar que la soldadura queda brillante, sin poros y cóncava.En caso de que cualquiera de estas condiciones no se cumplieran, limpiar de estaño las piezas y volver a comenzar el proceso.